sábado, diciembre 16, 2006

Mis relatos semanales

EL RINCÓN DE SHEREZADE - Los Cuentos de las Mil y Una palabras XV


"En el coro de Babel, desafina un español"


“Skeldamm-Babel”

En el 82 fue horrible viajar, se había celebrado el mundial de fútbol en España, ganó Italia y la piel de toro se llenó de turistas italianos ambiciosos por celebrar la victoria.

Los 80 fueron años duros para el viajero español que quería perderse en las playas y sus noches locas del mediterráneo, Baleares, la costa brava, el Levante....

El poder adquisitivo era irrisorio frente al alemán, inglés y francés, mientras a ellos se les abrían las puertas, aunque fueran unos impresentables, sin camiseta, borrachos y a voces, al pobre Juan tuvieron que dejarle en la entrada porque ya era la tercera discoteca en Benidorm que le negaba el acceso por llevar pantalón corto.

El pasado verano había sufrido una humillación similar en Ibiza donde a todo el mundo les servía su invitación menos a los machos españoles. Todas las hembras podían usar su invitación con derecho a consumición independientemente de su nacionalidad, las periquitas son el cebo del ambiente en una noche de discoteca, y más si están bronceadas. Estas mismas entradas, en el caso de los machos, eran discriminatorias, puesto que para validarlas tenían que saber decir “good night” en vez de “buenas noches”.

En los 90 la situación no había cambiado mucho. Llegaron a Torrevieja. Salieron una noche a cenar y no pudieron pasear, la bajada del nivel de agua en las salinas atrajo a una plaga de mosquitos que invadió calles, plazas, paseos, todo. Vagaron con el coche por las calles con las ventanillas subidas de vuelta a la urbanización donde tenían el apartamento que habían ganado en algún concurso de la televisión. Juan se despistó y se perdieron, vieron un local iluminado, una cervecería

– ¡Genial! ¡Es lo que necesitamos!, ¡Una cerveza muy fría! – dijo Juan

Aparcó el coche y los cuatro amigos entraron en el local. Sólo tuvieron tiempo de comprobar que era una cervecería alemana, llena de alemanes y de su rica cerveza. Sin darse cuenta un alemán enorme les había hecho retroceder y estaban de nuevo en la calle.

– ¿Qué ha pasado?, ¿nos han tirado?

– Me temo que si – dijo Juan muy molesto

– Entremos de nuevo

Esta vez no tuvieron tiempo de entrar todos. Dos alemanes enormes cerraron las puertas con sus cuerpos y le dijeron a Juan en un español con perfecto acento alemán que se largaran del local, le mostraron un cartel “Reservado derecho de admisión” seguido de las palabras:

– Esspañoless NO – abrió las puertas y dejaron marchar a Juan.

Juan entró al coche y se fueron amablemente, en silencio.

Por la mañana sonó el sintonizador de la radio que les despertaba para seguir con sus vacaciones, y con esta noticia comenzaba un día lleno de luz:

“Durante la pasada madrugada ocurrió un terrible accidente que, afortunadamente dadas las horas, no causó ninguna víctima. Todavía se ha de confirmar el motivo, parece ser que el cable del contrapeso de la grúa, instalada en un edificio a unos metros del local “Skeldamm-Babel”, se partió provocando inestabilidad y su consiguiente colisión al caer desde una altura de cuarenta metros dando de pleno con la cabina en la cervecería situada en la urbanización “costa de los mosquitos” regentada por unos vecinos alemanes.....”

– ¡A la playa!


[ ecumedesjours ]

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