La leche materna
Estamos en el Monte Olimpo, en la morada de los dioses, en la suntuosa alcoba de Hera, esposa celosa de Zeus, adornada de querubines y telas lujosas. La cama, en desorden, muestra la riqueza de sedas y satén de las sábanas que contrastan con los colores cálidos de las colchas bordadas.

Tintoretto
“El Origen de la Vía Láctea”, (1577-78)
Óleo sobre lienzo, 127,5 x 165 cm.
Adquirida en 1890 para la Galería Nacional de Londres.
Actualmente en la exposición temporal del Museo del Prado
Adquirida en 1890 para la Galería Nacional de Londres.
Actualmente en la exposición temporal del Museo del Prado
En segundo plano tenemos a Zeus, expectante, en forma de águila soberbia, con mirada sagaz y las alas abiertas – protegiendo la escena – lleva entre sus garras su haz de rayos destructores. Su inquietud es revelada por el movimiento de cabeza a la izquierda, instando a Hermes, mensajero del Olimpo, a colocar a hurtadillas a su pequeño hijo Hércules, fruto de su amor con la terrenal Alcmena, para mamar del pecho de su esposa y así volverlo inmortal. Hera despierta asustada, la leche brota de sus senos y crea un camino de estrellas, la Vía Láctea que tanto me fascina...

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