jueves, diciembre 21, 2006

Mis Relatos Semanales

TINTERO VIRTUAL CCLXXIV:
"El enigma de Gabriel García Márquez"


"Clochards" Relato ganador

























Llevaba cinco días de más caminando, se había perdido en el camino de un sueño, algo había fallado en los sistemas, estaba en un paso desolado de una vida que nunca le había pertenecido.

Cinco días dando vueltas por el Mercado de les Halles en París junto a los vagabundos que atendían al sonido de la campana, la cloche, que les avisaba del fin de las transacciones y de su turno para escarbar entre los restos desvencijados, entre los desechos del día. Durmiendo bajo los puentes del Sena acunado por algún violín y mendigando con gruesos guantes de lana.

En aquellos tiempos, los suyos, se había puesto de moda viajar atrás en el tiempo de una vida para revivir un beso, dar un abrazo nunca dado, un lo siento, cualquier cosa no hecha, una palabra no dicha, una oportunidad perdida. Instantes irrecuperables que habían marcado toda una vida y que seguramente, en caso de existir la reencarnación, esa carga se irá arrastrando a otras vidas como una cuenta corriente de débitos por vivir.

En un instante anterior a la muerte una sustancia, extraída de un hongo que solo se cultiva en invernaderos gravitantes que orbitan la Luna de Tritón, y que previamente ha sido autoadministrada con una mínima antelación de cuarenta y ocho horas a la muerte es capaz de realizar un receso en la vida, revivir una situación justo en el momento en que el corazón deja de latir y al cerebro todavía le quedan instantes por vivir. El piloto es la mente, ella puede escoger el viaje previo entrenamiento con instructores místicos de la psique o dejarla que elija aquello que le atormenta o que añora.

La poca conciencia que le quedaba le hacía arrastrarse con aquellos clochards sabiendo que la oportunidad que buscaba y que ya había olvidado no iba a ser vivida.

¿Qué hacía en París?

Looking through the Eiffel Tower to the Trocadero and Colonial Section, Paris Exposition, 1900, Library of Congress


















El octavo día lo supo.

Apenas tenía fuerzas y se apoyó junto al muro cerca de la entrada de la estación Gare de Lyon, escuchó el anuncio de la salida del tren hacia Roma cuando apareció una mujer y le preguntó si se encontraba bien. Él la reconoció a pesar de haber viajado hacía el futuro y no hacia el pasado. Juntos habían soñado mil veces con París, perderse por las calles sin nombre, amarse a orillas del Sena y dejar incrustado en algún hierro de sus viejos puentes un corazón para la eternidad. Con voz apenas audible le dijo una y otra vez “te quiero”, “te quiero”, “te quiero”, por todas las veces que nunca se lo dijo. Él seguía balbuceando una y otra vez: “te quiero”, “te quiero”,... mientras ella le ayudó a cruzar la calle y lo inscribió en un Hotel, lo dejó tumbado en la cama y se marchó deprisa para tomar el tren de las 22:00 que le llevaría a Ginebra en tres horas.

A la mañana siguiente la camarera que le llevó el café lo encontró muerto y podrido en la cama. La autopsia demostró que el huésped llegado la noche anterior estaba muerto desde hacia ocho días.

Era el primer fallo que se producía o del que se tenía noticia, la Organización Mundial de la Salud informaba de un nuevo riesgo con el hongo del pasado. Mientras la noticia se propagaba por el mundo civilizado una mujer, en la habitación de un hotel en Ginebra, lamía las heridas de su pasado y su mente, a su libre albedrío, iba forjando a través de la sustancia que corría por sus venas el trazado de un viaje que la llevaría ocho días y ocho noches por las calles de París de la mano de un clochard.


[ clochard ]

Escena final Tiempos Modernos, Charlot

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por el instante.
RAD