viernes, junio 06, 2008

Mis Relatos Semanales



TINTERO VIRTUAL CCCXLVI - Manías que tengan consecuencias



La Herencia



Julia estaba en la semana treinta y tres de gestación y, como sabía que era una niña lo que abultaba su vientre, se había adelantado a probar la receta de jugo de rosas que le había sido transmitida por boca de su abuela, de su madre y de sus tías.

Las mujeres de la familia estaban extraña y gratamente perfumadas por una brisa que siempre les acompañaba, olían a flores. Olían muy dulcemente y embriagaban como las rosas. Todos pensaban que aquello se debía a las largas jornadas que dedicaban al cultivo en el invernadero, pero el secreto provenía del brebaje que elaboraban al alba con las flores más frescas y bebían siendo nodrizas cuando el sol comenzaba a despuntar. Todo este ritual lo hacían durante los seis meses en que amamantaban a las niñas, pero Julia se adelantó y durante el embarazo ya comenzó a probar los sabores de las rosas y todos le gustaban. Sus primas eran más sonrosaditas porque su tía se encaprichó del zumo de la redundancia de las rosas rosas. El tono de Julia era bronceado, el antojo de su madre fueron las rosas rojas y a ella le apetecen más las rosas de Pitiminí... y las fresas...

La noche de verano en que Julia parió a mi sobrina Teresa una bocanada de un aroma dulce y salvaje se metió en nuestros sueños despertándonos y haciéndonos levitar sonámbulos hacia las ventanas atraídos por aquél bellísimo aroma de vida.

Teresa cumple un año y todavía huele como aquella noche, es un deleite acercarse y besar su piel.

No hay normas ni peligros, princesa. Puedes probar todas las combinaciones de rosas que te apetezcan, pero tendrás que cultivarlas tú, descubrir variedades, crear, improvisar, cuidarlas y mimarlas cada día y cada noche de tu vida para que el aroma de la Familia perdure por los siglos de los siglos.



[ecumedesjours]

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