martes, enero 09, 2007

Mis Relatos semanales

EL RINCÓN DE SHEREZADE - Los Cuentos de las Mil y Una palabras XIX

"Mente, cuerpo y alma"



"Petite histoire d’amour – Las sombras de la penumbra"

[Relato ganador]


Jorge y Julia mantenían una relación muy peculiar, tan solo la conocían ellos mismos como protagonistas de su historia. Llevaban casi dos años citándose a oscuras y a escondidas, de forma esporádica sin preguntarse el uno al otro nada de su otra vida. Comenzó como un juego, con una cita en un periódico. Cuando cerraban la puerta una nueva dimensión se abría ante ellos, una dimensión donde sólo existían las palabras del momento, la explosión del deseo acumulado, la ansiedad del uno por el otro, el laberinto del placer, el hedonismo y la imaginación, la sensibilidad a flor de piel, la creación del olvido, el abandono en el otro.

Jorge soñaba en silencio con apoderarse totalmente de Julia, tenía su cuerpo cuando la llamaba, pero con lo que más gozaba era cuando conseguía follarse a su mente laberíntica, acariciar su piel, olerla, aspirarla fascinado mientras hablaba tranquila y la interrumpía con preguntas y besos. El tiempo se detenía en aquella estancia en un plano atemporal, sin espacios ni formas.

Julia se vanagloriaba de poseer alma, decía que tenía más ritmo que su corazón, aquello dejó perplejo a Jorge por un instante y se grabó en su memoria de tal forma que llevaba ese pensamiento en los pasos iluminados de su vida diaria. Deseaba poseer su alma. La quería por completo, totalmente, para él.

Obsesionado con esta idea, organizó un próximo encuentro.

Julia entró despacio, y él sintió tristeza en sus pasos, se levantó a recibirla. Apenas medio milímetro de luz lograba entrar por la ventana de la habitación, lo suficiente como para imaginarse las sombras en la penumbra. Jorge abraza su cuerpo sin ser abrazado, los delgados brazos de Julia no rodean su cuello, ni su cintura, ni sus caderas ni sus muslos, ambos siguen caídos a cada lado de su cuerpo.

– ¿Qué sucede pequeña? – con dos dedos acaricia su rostro, perfila sus labios antes de besarlos y recoge una lágrima que resbala por un camino ya trazado. Se sienta en el borde de la cama y la recoge en sus rodillas, la atrae hacia su pecho, la rodea con sus brazos y Julia estalla en un llanto tenaz. Jorge espera a que respire.

– Ya sé que no te interesa mi vida fuera de aquí, pero algo ha sucedido, algo que me lleva a dejar de verte.

– ¿Para siempre?

– Si, para siempre.

No son conscientes de que llevan más de una hora en silencio, se acunan, ella se acuesta en la cama y él se levanta.

– Sólo conoces de mí un nombre, incluso podría ser falso, pero no, no lo es. Jamás te he mentido, todo ha sido sincero, incluso cuando me rogabas que te mintiese al oído un te quiero, incluso ahí fui sincero. Te conozco Julia, no sólo sé tu nombre, el que usas para las mujeres fuertes de tus novelas, sino el verdadero. He leído todas tus novelas. Lo siento, tengo ventaja.

– ¿Por qué no me lo dijiste?

– Todo ocurrió por una casualidad, ya sabes que así es como suelen suceder las cosas. Tú y yo somos una casualidad. Se estropeó mi ordenador y mientras el técnico lo arreglaba en mi despacho, me senté en un pequeño sofá que yo no suelo usar, alguien se había dejado un libro, lo abrí y leí un par de párrafos sueltos, fueron suficientes para creer reconocerte. Temí perderte si sabías que yo sabía de ti, y por nada del mundo quería perderte... – se dirigió hacia el ventanal y subió las persianas, la luz de la tarde iluminó a Jorge por completo y Julia cerró los ojos

– No quiero verte... no... ya no... He conocido a un hombre y no quiero engañarle.

– Ven conmigo, quiero tu alma, quiero que nuestros cuerpos, nuestras mentes y nuestras almas se fundan en un único fractal. ¡He soñado tantas veces con esto!

– ¿Has soñado con esto?, ¿a qué te refieres?

– Nunca hemos hablado de nuestros sentimientos, nuestro juego se convirtió en lo que deseábamos en el momento en que respondimos a un anuncio en un periódico, pero eso fue hace ya dos años, ahora tengo otros deseos. Los sentimientos habitan el alma, y yo deseo tu alma. Te quiero, te he amado todo este tiempo, incluso te he sido fiel.

– También yo.... lo fui, hasta... – Julia abre los ojos y comienza a mirar a Jorge, sus pies descalzos, sus pantalones, su cadera, los colores de su ropa, sus brazos, al llegar a sus manos se estremece recordando sus caricias, y llega a su rostro, su boca que tan bien conoce, su sonrisa de niño, su mirada triste y expectante – Yo... yo también te he querido, te quiero.

Ambos se ponen los zapatos y salen juntos a la calle. Por primera vez pasean juntos, y resulta tan excitante como la primera vez que hicieron el amor.


[ ecumedesjours ]

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy lindo el relato, el amor es mas q sexo y bienestar de pareja , es como bien dices sentimiento mutuo por el todo, llegando a confundirse las dos personas en una sola.Laburgaty

una mujer dijo...

Gracias Laburgaty.

El amor es todo en uno, somos tan egoistas que es dificil alcanzarlo. No es fácil desprenderse de sí mismo y ponerse en el pellejo del otro. Si no funciona el sexo ese amor será efímero, tan breve que no habrá existido. Aunque... es más fascinante follarse una mente que un cuerpo.

Para esta semana, como ganadora, he propuesto el siguiente tema:

"El íncubo", veremos qué se me ocurre...

Un saludo Laburgaty, sé bienvenido