lunes, abril 06, 2009

Mis Relatos Semanales


TINTERO VIRTUAL CCCLXXXV

FALSA IDENTIDAD



“Zoom out ~ Zoom in”

Soy un punto en el Universo, un guardián intergaláctico más conocido como voyeur. He sido adiestrado en todas las ciencias, sé mucho de todo, pero todavía sigo sin saber nada de nada. Mis tareas son inspeccionar y rastrear con la mirada cada poro del Universo a mi alcance, porque el Universo, al igual que las Lunas y satélites planetarios, tiene su cara oculta y, por tanto, desconocida. Observo y disfruto cada dato recopilado, pero he de confesar que en ocasiones me escapo de las rutas marcadas y me dedico a contemplar y cuidar, lo que se me permite desde esta distancia, al planeta azul. El planeta azul es fascinante, al contrario que los demás lugares del Universo conocido, está lleno de vida. Sus habitantes son bellos, curiosos y divertidos, aunque para poder sobrevivir muchos tengan que comerse entre ellos, salvo este pequeño detalle, el resto es fabuloso.

El Tiempo para un voyeur universal nada tiene que ver con las mediciones planetarias, es por todos sabido que con cada nacimiento de estrellas rojas surge una fuga de tiempo, he aprendido a predecir los partos estelares en el instante exacto en que se producirán. Cada vez que topo con una estrella preñada grabo en mi memoria su posición exacta y activo el contador astrológico.

Es entonces, en esas fugas de tiempo, cuando me convierto en narrador y te acerco a una de las motas de polvo del Universo con un potente zoom que te provocará vértigos, mareos y desajustes, intentaré graduarlo para que el efecto sea menos impactante. Dejo grabado en los cuadernos celestiales las rutas ilustradas por si, en algún momento, yo dejara de ser operativo y vital y pudiera alguien continuar con mi labor de biojardinería. Cruzaremos nebulosas y galaxias, entraremos en la vía láctea, reduciremos la velocidad cuando nos acerquemos al Sol y aterrizaremos en su planeta protegido, mi planeta Azul. Escojamos un punto y zambullámonos en el agua salada, hace cosquillas y en ella hay otro universo, los seres de colores parecen estrellas, pero su tiempo es muy breve, así que acaricio cada vida que me encuentro porque sé que no habrá otra ocasión para volverla a mimar. Salgamos del agua y busquemos, quiero presentarte a unos seres muy curiosos, he aprendido de su evolución y conozco todos sus idiomas, realmente todos provienen de la misma lengua, la mía. No siempre es fácil encontrarlos, hay sitios pequeños donde abundan millones y lugares muy extensos sin un solo habitante parlante. Me gusta escucharles, a veces me he sorprendido cuando, al llegar al planeta en mis escapadas, me he encontrado con alguno que me estaba esperando y se dirigía a mi con un profundo respeto. Porque ellos saben que existo, ha sido inevitable que algunos, muy pocos, me hayan pillado “in fraganti” y en zapatillas de viaje.

Acerquémonos y escuchemos. Parecen disfrutar con esas formas tan graciosas que tienen de extender sus células entre la arena de la playa con sus dos bases refrescándose en el agua, realmente cada ser en este planeta posee un universo interior y cada universo otro y otro más, así hasta llegar a la unidad más elemental y básica del polvo de estrellas. No son ni eternos ni infinitos. Son, sencillamente, maravillosos e imperfectos. Estos dos seres son amigos, han escogido vivir en una isla ellos dos solos y recuerdan una vida pasada como si hiciera eones y para mi es como parpadear con sus ojos un par de veces. Son tan débiles e ingenuos, tan susceptibles de morir con un soplido.

Escúchales...

– Antes de retirarme a esta isla yo era psiquiatra

– ¿Ya no lo eres?

– Uhm, buena pregunta, pero no viene al caso. Como te decía, yo era psiquiatra en la planta 35 de la Calle 42 en Manhattan. Cada mañana en la que, con un chasquido de dedos, elevaba las persianas dando luz a todas las estancias me sentía como Dios – sonrío –

– Ciertamente suena bien. Yo era escritor

– ¿Ya no lo eres?, bueno, olvida la pregunta, ahora me toca a mi. El 7 de enero mi secretaria recogió una Urgencia por teléfono. La esposa del magnate William Hinks llamaba desesperada porque su marido estaba siendo aquejado por unas tremendas crisis. Cuando llegué me encontré a un hombre desesperado que vio en mi al gurú que lo liberaría de su mal. Solo con verme el hombre cayó en un descanso profundo, llevaba tres días sin poder dormir. La mujer no supo ni quiso contarme nada, únicamente me rogó que aceptara el caso de su marido y que estuviera localizado para cualquier imprevisto, tras informarle de mis honorarios me despedí. Al tercer día del suceso me llamó el propio Hinks invitándome a nuestra primera sesión. Era un hombre culto, refinado y, aunque físicamente abatido, se le intuía una fuerza interior bruta y poderosa. Y así fue como me pidió ayuda para recuperar la identidad que había perdido ocho meses atrás cuando viajó al Amazonas y tuvo una experiencia mística con drogas indígenas. Quedé con esta misma cara de atónito que aun conservo desde entonces cuando escuché con la más espeluznante frialdad y convicción con la que el magnate William Hinks me suplicaba que le ayudase a volver a ser Napoleón Bonaparte... No pude afrontar este reto y decidí retirarme de todo y de todos...

– Entiendo, pues yo...

Gran tipo Napoleón, engancha, eh. Lo siento, no podemos quedarnos, la fuga de tiempo está a punto de cerrarse. Habrán más historias mi querido skypoint. Recojamos el zoom.

Zoom out...


[l'écume des jours]


2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Qué sucede cuando dos puntos de conciencia se fusionan en el espacio?

Un beso.

una mujer dijo...

Debe ser fabuloso...