jueves, enero 18, 2007

Mis Relatos Semanales


TINTERO VIRTUAL CCLXXVIII – Historias secretas del convento.


Milo Manara














"La novicia"

Maria, la novicia, llevaba dos semanas en el convento, suficiente para haberse acostumbrado a las rutinas diarias, a sus obligaciones, a las costumbres y a las normas.

En su cuarto, subida a un taburete, se asomaba por la estrecha ventana y admiraba el paisaje salvaje del jardín trasero, y más allá, fuera de las vallas, de los límites, era inevitable no fijarse en las escasas ruinas que quedaban del viejo convento, ya que en el atardecer el sol resplandecía en ellas con tonos de fuego. Apenas un montón de grandes piedras rodeadas de un muro derrumbado y oculto entre hiedras y rosales salvajes era lo que quedaba de un pasado ya olvidado. María comenzó a hacerse preguntas sobre aquél lugar fuera de los límites y, por tanto, inalcanzable.

Una tarde, se decidió por unanimidad la necesidad de asear el jardín trasero y María se ofreció voluntaria junto a Juana empuñando la azada y desbrozando la tierra. En la mañana siguiente, hacia las once, Juana se fue a por agua y María se sentó en la hierba apoyándose en el muro y quedándose dormida, hasta que un grito lejano, espantoso y terrorífico la sacó del sueño, pero en el mismo instante en que abría los ojos se cruzaba con el agua y la mirada plácida y condescendiente de su compañera que nada había escuchado y que, por tanto, debía haber soñado. Volvió a sentarse sobre la hierba, volvió a apoyarse sobre el muro y volvió a escuchar el grito lejano y desgarrador de una mujer, al ver a su compañera remover la tierra plácidamente prefirió callar por temor a la locura. Cada vez que Juana se ausentaba, María acercaba su oído y escuchaba el horror de los muros...

En su habitación, tumbada en la cama fingiendo dormir, esperó al silencio sagrado de la noche y salió a hurtadillas, llegó al muro y no hacía falta siquiera acercar el oído para escuchar el horror, la niña lloraba amargamente por sentir aquella locura y aquél terror se iba apoderando de ella, se dio la vuelta y echó a correr a su cuarto cuando topó con la hermana más anciana del lugar que la frenó aferrándose a su brazo y le pidió que la acompañara a su habitación y le ayudara a acostarse.
María estaba muy alterada, pero en el camino a su habitación, la hermana Josefa le habló tranquilamente de aquél horror que, en realidad, todas conocían.

Lucifer

“Hay una leyenda espantosa sobre nuestra congregación, hace más de seiscientos años entró una novicia en el convento que resultó ser una bruja. Desde su celda invocaba a Satanás y Satanás respondió muy halagado a su llamada. La situación se le escapó de las manos y el demonio tomó las riendas. Cada noche acudía a su celda a poseerla salvajemente, los gritos, los alaridos, los orgasmos lujuriosos eran una prueba durísima para las hermanas. Cuando se cansó de ella comenzó con el resto, una a una, de dos en dos, ... las tenía a su disposición. Eran tiempos duros y habrían sido condenadas a la hoguera, así que establecieron un plan, se introdujeron todas en las bodegas destinadas a guardar la nieve para conservar los alimentos, y cuando apareció todas se ofrecieron para él. Satanás, halagado, escogió a la más joven, una novicia recién llegada que estaba aterrorizada pero que había aceptado el plan para derrocar al diablo. Entonces, mientras olía la piel joven y fresca de la niña las hermanas fueron saliendo despacio, una a una, y cuando por fin hubieron salido comenzaron a cortar las cuerdas con las catapultas y las trampas que habían preparado con losas, rocas y piedras y sepultaron para siempre a los dos amantes condenados a una eterna lujuria.

Llevamos más de seiscientos años escuchando lo que tú llamas horror... Ve a la cama, pequeña. Descansa, buenas noches.”

[ ecumedesjours ]

2 comentarios:

RonJazzClub dijo...

Me gusta.... por eso no me acerco mucho a los curas y monjas, arrastran demasiado dramas a lo largo de la historia.laburgaty

una mujer dijo...

Sinceramente... es malo, bastante. De lo peor, cero votos.

¡Abro el camino de mis primeros cero votos!

No obstante, gracias monsieur laburgaty