domingo, abril 29, 2007

El trabajo mata lentamente




Nadie nos advierte de los peligros del trabajo, y no me refiero únicamente a las prevenciones laborales y la seguridad en el trabajo, sino a que, como ya nos contaba Boris Vian en la espuma de los días, nos va succionando las horas de nuestros días, el aniquilamiento de las ilusiones que ponemos en los proyectos y nos son castradas por seres supremos, la ansiedad y el estress de los plazos de entrega, los absurdos e irreales objetivos pautados por los seres pensantes que, en realidad, no tienen ni idea de herramientas ni de usos, la humillación que pretenden causar en el individuo subalterno con la prepotencia habitual desde sus despachos más grandes, más iluminados, con todos los medios de protección que ni saben usar ni necesitan.

En resumen, dejo aquí unos cuantos slogan, que creo han adjudicado de forma errónea a placeres que unos llaman vicios y que aportan grandes beneficios crematísticos:

"El trabajo puede ser causa de una muerte lenta y dolorosa"

"Trabajar perjudica gravemente su salud y la de los que están a su alrededor"

"El trabajo provoca diversos cánceres en el organismo"

"Prohibido trabajar"

"El trabajo acorta la vida"

"El trabajo puede provocar impotencia"

"El trabajo apesta y ensucia tus camisas"

"El trabajo destruye neuronas"

"Trabajar obstruye las arterias y provoca cardiopatías y accidentes cerebrovasculares"

"El trabajo provoca envejecimiento prematuro de la piel"

"El trabajo puede dañar el esperma y reduce la fertilidad"

"El trabajo es muy adictivo: no empiece a trabajar"

"Dejar de trabajar reduce el riesgo de enfermedades mortales de corazón"

"El trabajo puede dañar de forma irreversible al feto"


etc, etc...

Julia estaba realizando sus tareas cuando recibe una llamada de su Jefe cambiandole las directrices habituales:

- Deja lo que estás haciendo y organiza a tu equipo para que se centre únicamente en la calidad del Servicio, no quiero que hagas nada más.

- Imposible, el cliente ha llamado y quiere los informes.

- Bueno, los informes no los dejes, pero tiene prioridad la calidad.

- El cliente me ha comunicado sus prioridades del día aparte de las habituales y los informes.

- Perfecto, céntrate en ellas y en lo que te estoy diciendo.

- Muy bien, entonces, ¿qué hago con los asuntos burocráticos del recuento de horas y demás?

- Oh, eso tampoco lo dejes, pero insisto, céntrate hoy únicamente en la calidad de la que te hablo.

- Perfecto, pero no olvides que además de todo ello llega el cierre de mes y he de elaborar un informe para el departamento de Personal y el financiero.

- Eso tampoco lo dejes, pero... ¡te estoy diciendo que te olvides de todo y te centres en la calidad!

- ¿seguro que quieres que me olvide de todo lo que te estoy diciendo?

- Sabes bien lo que te estoy diciendo, tú me entiendes.

- Es sábado y estoy sola, la jornada no va a resultar suficiente para lo que entiendo que tú quieres.

- Bien, ¿quieres que te lo diga más claro?

- Oh, no, no es necesario, ha quedado entendido.

- Click

Y todos vosotros me habeis entendido, el trabajo mata lentamente y yo no quiero morir todavía y ni mucho menos por una razón tan tonta y tan poco ética.


Y yo me pregunto ¿qué especialistas pueden ayudarnos a dejar la adicción al trabajo?, ¿por qué las autoridades no nos advierten del peligro y el riesgo que supone tantas horas de nuestra vida perdidas y absorbidas por el trabajo?

click ............

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