El Péndulo
La velocidad (energía cinética) es máxima en el centro y nula en los extremos, sin embargo los extremos ganan altura en relación al punto central, adquieren energía potencial gravitatoria y el centro no. Aplicando el principio de conservación de la energía podemos afirmar que la energía cinética del centro se ha transformado en potencial en los puntos de máxima amplitud...
Obviamente cada uno es (su) el punto central, balanceado, normalmente, a lo largo del nivel inferior a un ritmo constante, pero... a veces ocurre que detectamos energías que nos balancean locamente, tremendas subidas y bajadas acojonantes... He pensado que me pido ganar en altura siendo siempre punto central, así aunque suba o baje de nivel, siempre estaré aspirando lo que suceda, en calma, en equilibrio y armonía; lo bueno y lo malo, arriba y abajo, izquierda y derecha, y lo veré venir. Me pido el punto “C” de la imagen superior, arriba, desde lo más alto, y en el punto central, si no lo alcanzo al menos me acercaré, y cuanto más cerca esté de él con más calma y placer disfrutaré el vértigo.
O... deslizarme arriba y abajo sobre la quietud del punto central de abajo, del nivel inferior,
Creo que con estos pensamientos se va ganando sabiduría, porque te lleva a vivir lo que se conoce como una vida plácida, sin sobresaltos, y sin extremos. Somos capaces de sacrificar las posibles dichas por temor al dolor, ya que, cuando el péndulo se agita con pulso rápido y vivo, los cambios son más dolorosos y pueden, incluso, superar a la dicha.
En general somos cobardes y tiene sentido, la Naturaleza nos ha hecho así para que perduremos lo posible, es instinto de protección y supervivencia.
Me han regalado un péndulo, una gema de cuarzo verde, purificadora de todos los cuerpos; físico, mental, emocional...
Un instrumento de percepción, zahorí de mi destino.
Y en ello estaba y... me entretenía pensando... en ese punto central tan atrayente y en esos extremos apetitosos; el equilibrio: el ying – yang
Para mi un café negro, cargado y con mucho azúcar.
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