domingo, julio 29, 2007

Cuídate de jugar con el Amor



Maria Callas, Madama Butterfly


María Callas, 1955


Madama Butterfly, ópera en tres actos con libreto de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica, basada en la obra teatral de David Belasco que se inspiró a su vez en la novela del francés Pierre Loti, “Madame Chrysanthème”.

Giacomo Puccini (1858 – 1924) estrenó su obra en el Teatro de la Scala de Milán el 17 de febrero de 1904, sufriendo un estrepitoso fracaso.

La acción se desarrolla en Nagasaki, Japón, a finales del siglo XIX.

Es toda una lección de lo que no se debe hacer, del peligro que entrañan los juegos y caprichos.

Un tal Pinkerton, teniente de la Marina de los EE.UU. destinado en Nagasaki, Japón, se encapricha de una joven geisha de quince años de buena familia y venida a menos. En Nagasaki todo es sencillo, es sencillo alquilar una casa y poder dejarla al día siguiente, lo mismo ocurre con tu esposa, la compras a su familia y la puedes abandonar mañana, el abandono es sinónimo de divorcio, sin más, todo es así de sencillo. Y con estos pensamientos, el cabronazo de Pinkerton compra a la pequeña Cio-Cio-San de quince años, bella, grácil y suave, para disfrute de sus días en Nagasaki y añorando regresar a su madre patria y casarse con una paisana de pedigree.

El cónsul Sharples, un buen hombre, le avisa que ella va en serio... pero él, en su egoísmo...

SHARPLESS

¡Qué inquietud lo agita!
¿No estará usted enamorado?

PINKERTON

¡No sé!... ¡no sé!
¡Depende de lo que se entienda
por enamoramiento!
Si es amor o un simple capricho
no sabría decírselo.
Cierto que ella
con sus artes ingenuas
me ha fascinado.
Leve como
un tenue globo de cristal,
por su estatura y porte
parece una figura
sacada de un biombo.
Pero de su brillante
fondo lacado,
con un movimiento súbito
destaca y revolotea
como una mariposilla,
y se posa
con tal gracia silenciosa
que siento un verdadero furor
por alcanzarla,
aunque ello me cueste
quebrarle las alas.

Todos sabemos el final de la Historia, todos sabemos que la piccina, la pequeña Madama Butterfly se hace el harakiri con el mismo arma que su padre, con su hijo allí, mientras está jugando...

La niña ha esperado al teniente durante tres años, sabiendo que volvería, pero nunca imaginó que lo haría junto a su esposa americana con la intención de llevarse al niño...



Es un aria preciosa, es el canto de la inocencia a la esperanza del amor, la espera del enamorado, el ánimo inflamado cuando no ha habido una despedida franca, cuando el adiós no ha existido, la espera podría ser eterna y la locura y la muerte inminentes.

Tened cuidado aquellos que jugáis con el Amor.

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