Que no pare la vida

Es tontería decir, gritar, sollozar o gemir a los cuatro vientos que te vas, cuando realmente los vientos van a seguir mirándote desde el mismo ángulo que antes, ¿no crees?

Entonces, cómo decirlo, cómo hablarte con propiedad:

Qué tal tío, me voy, me largo, cambio de escenario, ya no escribiré desde esta silla y esta mesa, esta casa, esta ciudad, ¿volveré?, ni idea, yo creo que si.

No me importaría morir en esta ciudad en la que los entierros parecen alimentar un gran horno fabril, una cadena con carga combustible, un cadáver tras otro cadáver.

Me recuerda a los ríos de lava férrea de la colada que recorre un canal encadenado con furia roja y brillante iluminando el atardecer, la noche, el amanecer, incluso el día del cementerio de la Almudena, de Aviles o del Puerto de Sagunto, ¡qué tiempos! El mejor hierro y acero, las mejores coladas del mundo, se hacían en los Altos Hornos del Mediterráneo, antes de Vizcaya, situados en el Puerto de Sagunto. Si es que... llevamos el fuego de nuestros heroicos antepasados en los genes, en la piel y en los genitales. Ahí siempre regresaré. – No te enrolles... –

De repente, un día, media hora antes de comer, recibes una llamada inesperada. Alguien te llama y te hace una proposición honesta y tentadora, supone el comienzo de otro cambio radical en la vida – vamos, no seas perezosa – No te dan tiempo para pensarlo, debes responder ya mismo, consigues diez minutos y una vez pasan – han sido como un suspiro – llamas y dices: “sí”, y miras a tu alrededor y dices... nada, no dices nada. Siempre te has dicho a ti misma que “adiós” es una palabra peligrosa y una despedida definitiva, y miras allí, al fondo, y ves a... tu equipo, tu gente y los sea monkeys, y.... te vas a comer.

Me siento como un pajarillo que abandona el nido para que sus niños se lancen solos a la vida. ¿Volveré?, ellos me han dicho que me esperan, ya veremos. Todavía no lo he pensado mucho, es más, todavía no he pensado en nada.
Lo tengo todo por deconstruir ( y ellos también ), demos un giro, siempre podemos volver, pero ahora no mires atrás.

Hasta luego