martes, noviembre 17, 2009

Soborno paliativo



Nunca me gustó el estilo de trabajo de los laboratorios farmacéuticos y me molesta el soborno al que son sometidos los profesionales de la medicina con ellos.

Consentimos a los representantes que se metan en la consulta de nuestros médicos interrumpiendo y retrasando las consultas. Las visitas, como todo representante comercial, tienen como objetivo dar a conocer productos nuevos y/o recordarles la existencia de otros que detectan no son prescritos lo suficiente. Al personal administrativo y de enfermería le regalan chucherías, bolígrafos, cepillos para limpiar el teclado, rotuladores, etc y así obtienen una sonrisa cuando llegan de visita. Al médico le regalan las mismas chorradas pero adornadas con ordenadores de mesa y/o portátiles, reproductores mp3, libros de estudio caros, cursos, congresos, viajes, cheques del corte inglés, cheques de hoteles, de tiendas pijas, etc... Siguiendo esta regla, aunque no lo conozco de cerca como a los anteriores, es muy sencillo imaginar que a los directores de hospitales, diputados, senadores y jefes de sanidad les regalarán las mismas chucherías que a los segundos pero muy bien ornamentadas, sino no entiendo el motivo por el que los laboratorios han conseguido ese trato privilegiado cada vez que pisan el centro médico.

La Salud es un negocio gigantesco... Las Sedes están en lugares paradisíacos, la industria farmacéutica es uno de los negocios más rentables y ya sabemos que el ser humano es un gangster con los negocios. Nuestra Historia ya está escrita y no se ha de consentir. Cuando entramos en una Farmacia parece que penetramos en Tiffany, todo son espejos, mostradores, paredes y suelos de mármol. Se elabora software como herramienta para los centros de Salud en el que se pautan tratamientos crónicos para expender recetas con periodicidad constante (suele ser una vez al mes y la cantidad de recetas puede oscilar entre dos y quince recetas) a través de un administrativo y así no saturan las consultas del médico para solicitar una receta, y así pasa... Si el médico es un negado para la informática (que suele ser habitual...) estos tratamientos no se actualizan, los administrativos seguirán imprimiendo recetas obsoletas que las personas mayores seguirán sacando de la farmacia aunque no se las tomen y acaben cientos, miles amontonados y en la bolsa de medicamentos caducados que retornan a la expendedora, a la Farmacia.

Una vez le pregunté a un médico su opinión sobre la industria farmacéutica y me respondió: “Si no fuera por ellos no habría investigación, ni cursos, ni formaciones”.

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