miércoles, octubre 28, 2009

Sueña a fuego lento...

fractal

Buenas noches

Roy Stuart
Roy Stuart

sábado, octubre 24, 2009

Y no estás tú....

Una imagen, un instante, un olor, una canción. Un gesto al darme la vuelta y mirar atrás; más tarde, la forma de meter la tercera al acelerar volvió a recordarme a ti. Marcaste un punto en mi vida, como un punto de restauración en mi sistema operativo, ese punto marca mi vida en un antes y un después.

Y ahora estoy aquí sentada en un viejo coche prestado, fumando y mirando al mar y no estás tú, no sé qué aventuras correré sin ti.....

Una historia más de cadillacs solitarios....






Siempre quise ir a L.A.
dejar un día esta ciudad.
Cruzar el mar en tu compañía.

Pero ya hace tiempo que me has dejado,
y probablemente me habrás olvidado.
No sé que aventuras correré sin ti.

Y ahora estoy aquí sentado
en un viejo Cadillac de segunda mano
junto al Mervellé, a mis pies mi ciudad
y hace un momento que me ha dejado,
aquí en la ladera del Tibidabo,
la última rubia que vino a probar
el asiento de atrás.

Quizás el "martini" me ha hecho recordar
nena, ¨por qué no volviste a llamar?
Creí que podía olvidarte sin más
y aún a ratos, ya ves.

Y al irse la rubia me he sentido extraño,
me he quedado solo, fumando un cigarro,
quizás he pensado, nostalgia de ti
y desde esta curva donde estoy parado
me he sorprendido mirando a tu barrio,
y me han atrapado luces de ciudad.

El amanecer me sorprenderá
dormido, borracho en el Cadillac,
junto a las palmeras luce solitario
y dice la gente que ahora eres formal
y yo aquí borracho en el Cadillac
bajo las palmeras luce solitario.
Y no estás tú,

nenaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

lunes, octubre 19, 2009

¡¡Yo quiero!!





28 de noviembre
Palacio de Deportes de Madrid



¡¡Y yo quiero estar alli!!

domingo, octubre 18, 2009

Mis Relatos Semanales


TINTERO VIRTUAL CDXI – "El Presidente"


Lucien Clergue


360º – Día 2


Un día más de octubre en que el cielo y el sol invitaban de buena mañana a irse a la playa y es lo que hice en cuanto terminé de comer con mi hija antes de que volviera a su trabajo. En la playa de Corinto no hace falta el bañador y siempre llevo una toalla en el coche. En cuanto crucé las dunas que me abrían la explanada de piedra y arena frente al mar, la vi en la misma zona que había estado el día anterior. Pasé por delante de ella mientras buscaba un hueco para situarme y la saludé con un “Hola” y una sonrisa, sorprendida, me devolvió el saludo. Llegué paseando al final de la playa marcado por la Gola de Almenara y di la vuelta ya sin ropas con la toalla al hombro. Frente a ella le pregunté si le importaba que me pusiera a su lado; liaba un cigarrillo y me dijo sonriendo: “Eres libre, estamos en la playa”, señalando con un brazo extendido la amplia y solitaria extensión. Mientras yo elogiaba su habilidad liando el tabaco, hizo un gesto rápido para lamer la goma del papel, cerró la punta y ofreciéndomelo dijo: “Esto no es un cigarrillo, es un porro, ¿quieres?”, de pronto recordé el aroma de mi juventud en el lycée, las movidas estudiantiles en abril, mayo, junio,... del 68. Le hablé de mi vida en Montpellier, de mis años de trabajo en España, en Madrid y Valencia. De mi pasión por el mar. Ella me habló de su trabajo, de su necesidad de mar, me sorprendió con su conocimiento por Boris Vian y le recomendé una obra de Teatro que estaba en cartelera en Francia. Hablamos de Baudelaire y me mostró uno de los libros que estaba leyendo de André Breton. Todo era natural y espontáneo, la charla fluía de un punto a otro, de Sorolla a los expresionistas, de Nelié Jacquemart y de París, del languedoc a la expulsión de los judíos y los árabes, de la destrucción de vestigios históricos, del patrimonio nacional, del expolio, del elginismo, de los precios ya igualados en ambos países, de la diferencia abismal entre el salario mínimo de un francés y un español, de la emigración, de la injusticia social, del montaje económico, de su divorcio y del mío, de su hijo y de mi hija que vivía en España y era la excusa perfecta para venir con frecuencia. Se expresaba con fuerza y claramente, conozco bien el español pero ella parecía hablarme en francés, como un libro abierto a la par que gesticulaba descubriendo páginas y páginas, sus pechos eran preciosos, bronceados e irreverentes, como ella. Su mirada se hundía en el azul de mis ojos mientras me hablaba; yo la miraba. Miraba cómo movía sus manos y brazos, cómo abría la boca y cómo sus ojos miraban intensamente a los míos. La miraba y fumaba, un cigarrillo tras otro pues todos duraban un suspiro, aceptó uno de mis cigarros pero no me dio tiempo a encendérselo y entonces hablamos de nuestros presidentes y ella dijo con tristeza que no podía enorgullecerse de ninguno de los hombres que habían presidido su país, y con una mueca triste e irónica añadió: “mi país, mi nación...lo que sea este Estado, no me importaría abandonarlo”. Zanjamos el tema político cuando le dije que España no debía haber expulsado ni a los árabes ni a los judíos. Y entonces me habló de la imaginación de los primeros, del sistema de regadío que implantaron trayendo el agua con acequias, un increíble tramado de autovías repletas de agua con pequeñas puertas y compuertas para ir anegando todos los campos por donde pasaban y necesitasen de sus aguas.

Intempestivamente sucedió la despedida, ella no quiso bañarse, yo si y cuando salí del agua ya estaba vistiéndose, y mientras lo hacía me dijo su nombre y sin darme cuenta estaba caminando a su lado vistiéndome por el camino. Nos detuvimos al llegar a su coche, le pregunté si volvería mañana y mirando al mar, aspirándolo, inspirándolo y volviéndose a llenar de la sal en el aire una y otra vez, dijo que cada día que dejaba la playa pensaba que sería el último del año, dejaba la decisión en manos del otoño que ya no debía tardar en imponerse. Me dio dos besos, le di un tercero buscando su boca y volví a encontrarme con su mejilla. Cada uno tomó una dirección.

Volví mareado, mezcla de fascinación rosada por sus pezones y por la increíble cantidad de temas que habían surgido en menos de dos horas. Me dormí con sus ojos clavados en los míos, hipnotizado por el porro, pensando en retrasar un día más mi regreso a Montpellier, y mientras dormía sonaba la radio augurando para el día siguiente lluvias en Levante.


– Pour Yves – ecumedesjours, 2º




Carole Lombard

Jane Alice Peters
1908 – 1942

Murió junto a su madre, su manager y otras veinte personas en un accidente de avión.




Lana Turner

Julia Jean Mildred Frances Turner
1921 – 1995

“La chica del suéter”







Kim Novak

Marilyn Pauline Novak
1933







Jean Harlow

Harlean Carpenter
1911 – 1937









Ava Lavinia Gardner

Ava Gardner
1922 – 1990

“El animal más bello del mundo”, eso dicen…




sábado, octubre 17, 2009

Dulces sueños

Marlene Dietrich

Marlene Dietrich

Marie Magdalene Dietrich
1901 – 1992


Greta Garbo
Greta Garbo

Greta Garbo

Greta Lovisa Gustafsson
1905 – 1990


Greta Garbo



Lauren Bacall

Betty Joan Perske
1924



Rita Hayworth
Rita Hayworth

Margarita Carmen Dolores Cansino
1918 – 1987

Rita Hayworth es la Columbia, dijo Frank Sinatra.



Jessica Rabbit
Jessica Rabbit

1988



Louise Brooks

Mary Louise Brooks
1906 – 1985

"Una estrella brilla por si misma, pero muchas veces la soledad la condena"




Valentina

Valentina Roselli
1942 – 1995

(Personaje inspirado en Louise Brooks o en Luisa Crepax, esposa del autor, Guido Crepax)


Marilyn Monroe

Norma Jeane Baker
1926 – 1962


Clara Bow
Clara Bow

"It"

Clara Gordon Bow
1905 – 1965

"Cuanto más sé de los hombres, más quiero a mi perro"

viernes, octubre 16, 2009

Fin de semana








jueves, octubre 15, 2009



"Gilda", 1946

martes, octubre 13, 2009

sueña...


lunes, octubre 12, 2009

Mis Relatos Semanales


TINTERO VIRTUAL CDX – "Espacio vacante"


Lucien Clergue


“360º”

El sol suave de octubre se derramaba sobre la poca gente que aún pasaba el día en la playa nudista de Corinto. Desperté aturdido y me incorporé hasta quedar sentado, cerré el libro y al mirar al frente vi su espalda desnuda incrustada en mi horizonte y la mirada ya no quiso buscar más. La veía darse la vuelta, tumbarse boca arriba y boca abajo, rebuscar en el bolso un cigarrillo, un mechero o un libro, jugar con las piedrecitas, amontonarlas o lanzarlas al mar. Reflejaba un bonito cuerpo de veinte años que, pegado a mi retina, me hacía sentir un viejo verde. Por fin decidí darme un baño y mientras caminaba en dirección a la orilla del mar su espalda iba agrandándose, debió escuchar mis pasos y se dio la vuelta de forma instintiva, sin apenas fijarse en mi. A pesar de tener un cuerpo de veinte años su rostro delataba una vida cercana a la cuarentena, lo cual la hacía más interesante, sobretodo por la seguridad en sus movimientos. Tumbada boca arriba sobre una pequeña loma de piedras que la tormenta había originado en la orilla de la playa, las olas llegaban de vez en cuando a sus pies, pero ella no se inmutaba, se había acostumbrado a sus caricias.

Nadé muy adentro hasta comenzar a cansarme y me dejé flotar hasta distinguir el pequeño borrón del color amarillo de su toalla y, poco a poco, fui acercándome. Lentamente, con pequeñas brazadas que daban impulso a mi flotación, fui disfrutando y dando forma, de nuevo, a aquél bonito borrón.

Tumbada boca arriba y desnuda parecía dormir confortable con la sensación que provoca el sonido del mar que se pega a los sueños y te acuna. Y así la pude mirar hasta pasarla de largo y tumbarme en mi toalla para imaginar que me acercaba a ella, que le pedía un cigarrillo, que le preguntaba por el libro que leía, comentábamos el tiempo y nuestros días de vacaciones. También la imaginé rebuscando en el bolso y levantarse, mirarme y acercarse, lenta y desnuda, con un cigarrillo en la mano y un mechero vacío de gas en la otra, la imaginaba llegando a mi, imaginé el sonido de su voz, agacharse frente a mi, acercar su boca a mis manos, al fuego de mi mechero... Imaginé tantas cosas que decidí traer dos cervezas frescas. Me puse el pantalón, cogí la cartera y me fui al chiringuito de atrás, una vez allí pensé que sería mejor ofrecerle dos colas, pero acabé llevando dos latas de limonada, apta para todos los gustos.

Volvía como un niño, nervioso, emocionado. Sabía que este detalle le encantaría, saciar la sed del mar, del sol, del tabaco...

De repente sentí una punzada en todas mis ilusiones y las latas cayeron de mis manos. ¡Ella ya no estaba!, di vueltas sobre mi mismo buscándola, no veía sus pasos por ninguna parte, ni su silueta; busqué en el agua mientras me acercaba, este avance lo interrumpía con frecuencia para dar giros de 360º, siempre buscándola, por todos los resquicios del lugar. Hasta que llegué a mi toalla y quedé petrificado viendo el hueco insoportable que su espalda había dejado en el horizonte. Corrí hacía el espacio vacante que su presencia había dejado, me agaché sobre el hueco que su cuerpo había moldeado entre las piedras y la arena, acaricié el montoncito de piedras con las que ella había jugado y acabé lanzándolas al mar, como ella habría hecho. Unté las yemas de mis dedos con la ceniza de su último cigarrillo y acoplé mi cuerpo al molde dibujado.

Me quedé tumbado, con una de sus colillas en mi boca, dejando que las olas acariciaran mis pies como antes habían hecho con los suyos.

– ecumedesjours, 1º –

domingo, octubre 11, 2009


sábado, octubre 10, 2009



Las imágenes que me han acompañado estos días pertenecen a una serie de escenas "recortadas" por la censura. Las encontraron en un viejo teatro en Pennsylvania.

Imagino que aquello que excitara al censor sería lo que quitaría, parecen muy sensibles a las espaldas, piernas y pies....









viernes, octubre 09, 2009


jueves, octubre 08, 2009

Buenas noches



martes, octubre 06, 2009

y arriba...


lunes, octubre 05, 2009

360 º



Echemos un vistazo a mi lunes 5 de octubre, año 2009, aproximadamente 16:30, ya me había dado un baño en el mar, el agua estaba muy agradable y tranquila.

Frente a mi...



A mi derecha...







Detrás... a mis espaldas cuando miro al mar.







Vayamos hacia la izquierda...







Y vuelta la vista al frente